El día del juicio final: Reflexiones sobre la lucha contra la crisis climática en el Día Internacional contra el Cambio Climático
Introducción:
El cambio climático es la mayor amenaza existencial que enfrenta la humanidad en el siglo XXI. Los efectos del calentamiento global, como el aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos, los fenómenos meteorológicos extremos, la pérdida de biodiversidad y la desertificación, ponen en riesgo la vida tal como la conocemos en el planeta.
Cada 24 de octubre, el Día Internacional contra el Cambio Climático nos recuerda la urgencia de tomar medidas decisivas para detener las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C con respecto a los niveles preindustriales. De no hacerlo, nos dirigimos hacia un futuro sombrío de sufrimiento humano y colapso ecológico a escala planetaria.
En esta reflexión analizaremos el estado actual de la crisis climática, los avances logrados y los desafíos pendientes para evitar la catástrofe ambiental. Exploraremos el llamado a la acción que representa este día crucial para el futuro de la humanidad. Y argumentaremos que sólo con un esfuerzo coordinado, ambicioso y equitativo de todos los sectores de la sociedad podremos salvaguardar un futuro habitable en el planeta para las generaciones presentes y futuras.
Diagnóstico sombrío: código rojo para la humanidad:
- La ventana se está cerrando: Los últimos reportes científicos son contundentes: nos quedan menos de 10 años para reducir a la mitad las emisiones globales de dióxido de carbono y evitar que las temperaturas superen 1.5°C respecto a la era preindustrial. De lo contrario, el calentamiento podría desencadenar efectos catastróficos e irreversibles en los ecosistemas del planeta. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), cada fracción de grado de calentamiento tendrá efectos graves. A los 1.5°C, se calcula que 14% de la población mundial sufrirá olas de calor extremas al menos una vez cada cinco años. A los 2°C, esa cifra asciende a 37%. Y a 4°C, regiones enteras del planeta se volverán inhabitables.
- Emisiones en ascenso: Pese a tres décadas de advertencias desde la ciencia, las emisiones globales de CO2 relacionadas con la quema de combustibles fósiles siguen en aumento. En 2021 alcanzaron niveles récord, 36.300 millones de toneladas, según un informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA). El presupuesto de carbono restante para mantener el calentamiento por debajo de 1.5°C se agotará en solo 8 años al ritmo actual de emisiones. Claramente, no vamos por buen camino. Se requieren reducciones de emisiones drásticas y sostenidas para tener una posibilidad de cumplir la meta.
- Impactos crecientes: El cambio climático no es un problema del futuro, sus impactos ya se sienten hoy en todas las regiones del mundo:
- El nivel del mar ha aumentado unos 20 cm desde 1900 y la tasa se acelera. Esto está provocando erosión costera e inundaciones en islas y zonas costeras de baja altitud.
- La temperatura y acidez de los océanos han alcanzado niveles récord. Esto causa blanqueamiento de corales y colapsos de ecosistemas marinos.
- La frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos como olas de calor, sequías, huracanes e inundaciones se ha incrementado notablemente en las últimas dos décadas.
- Los glaciares se derriten a velocidad récord. Los dos principales mantos de hielo, en Groenlandia y la Antártida, han perdido 4 billones de toneladas desde 1992, lo suficiente para elevar el nivel del mar en 1,2 cm.
- Incendios forestales arrasan regiones enteras, desde el oeste de EEUU y Canadá hasta Siberia, Indonesia y el Amazonas.
- Mil millones de personas ya enfrentan escasez de agua y grave inseguridad alimentaria debido a sequías, desertificación y pérdida de biodiversidad.
Estos impactos afectan de manera desproporcionada a los países y poblaciones más pobres y vulnerables, exacerbando las desigualdades. Y la tendencia solo se agravará si no se controlan las emisiones.
Luces de esperanza: progreso climático:
A pesar del panorama sombrío, también hay motivos para la esperanza. En los últimos años ha habido avances significativos tanto en políticas climáticas como en soluciones tecnológicas bajas en carbono. Veamos algunos ejemplos:
- El Acuerdo de París: En 2015, 195 países adoptaron el primer acuerdo climático universal y jurídicamente vinculante. El Acuerdo de París fijó el objetivo de mantener el calentamiento global muy por debajo de 2°C y hacer esfuerzos para limitarlo a 1.5°C. Además, estableció que todos los países presenten planes de acción climática (NDC) cada 5 años con objetivos más ambiciosos. Si bien los NDC actuales están lejos de ser suficientes, el Acuerdo envió una poderosa señal política de que el mundo está comprometido con la acción climática. Sin embargo, es vital que en la próxima ronda de NDC en 2025 los países fortalezcan significativamente sus metas.
- Compromisos netos cero: Más de 70 países, incluyendo las economías del G7, se han comprometido a alcanzar emisiones netas cero alrededor de 2050. Además, miles de ciudades, regiones y empresas han asumido compromisos similares. Si se implementan cabalmente, estas metas podrían lograr hasta 70% de las reducciones de emisiones necesarias.
- Energías renovables: Las energías eólica y solar han aumentado exponencialmente, con capacidad instalada que se duplica cada 2-3 años. Su costo se ha reducido hasta en 90% en la última década, volviéndolas más baratas que los combustibles fósiles en muchas regiones. Las renovables ya proveen 29% de la electricidad mundial. Sustituir la generación a carbón por solar y eólica es clave para descarbonizar.
- Movilidad eléctrica: Las ventas de vehículos eléctricos han crecido de forma meteórica, pasando de 450,000 en 2015 a 10 millones en 2021. Se espera que supongan más de 50% de las ventas de autos en 2030. Electrificar el transporte por carretera, combinado con movilidad compartida y transporte público, es crucial para reducir emisiones.
- Tecnologías de carbono negativo: Tecnologías emergentes como la captura directa de carbono atmosférico y el almacenamiento de carbono podrían reducir emisiones históricas y compensar emisiones residuales difíciles de eliminar para alcanzar cero neto. Su viabilidad a gran escala y costos aún son inciertos, pero son una pieza del rompecabezas.
- Finanzas verdes: Crecientes flujos de inversión pública y privada están apoyando la transición a una economía baja en carbono. 465 bancos con activos de $130 billones se han comprometido a alinear sus carteras con cero emisiones netas. El desbloqueo de finanzas es esencial para escalar soluciones.
La década decisiva: llamado universal a la acción:
Los avances hasta ahora son alentadores pero insuficientes. Reducir a la mitad emisiones en esta década crítica requerirá un esfuerzo sin precedentes de todos los actores globales. Al conmemorar este Día contra el Cambio Climático, la humanidad debe responder al llamado universal a la acción.
- Gobiernos: Los gobiernos deben demostrar liderazgo climático ambicioso. Tienen la responsabilidad de implementar políticas y marcos regulatorios para acelerar la descarbonización de sus economías: impuestos y prohibiciones a combustibles fósiles, standares de eficiencia energética, incentivos a renovables, etc. También es clave que inviertan en soluciones de adaptación y compensación de pérdidas para sus regiones y poblaciones más impactadas. Y que cumplan cabalmente sus compromisos financieros con los países en desarrollo.
- Empresas: El sector corporativo debe tomar medidas agresivas para eliminar emisiones en sus operaciones y cadenas de valor,invertir en I+D para desarrollar tecnologías climáticas, y utilizar su poderoso alcance para impulsar patrones de producción y consumo sostenibles. Las industrias más contaminantes como energía, transporte y alimentos deben liderar la transición.
- Ciudadanos: Los ciudadanos tenemos el poder de alzar nuestra voz para demandar acción climática de nuestros gobiernos y boicotear empresas irresponsables. También podemos generar cambios significativos a través de nuestras decisiones como consumidores, inversionistas y votantes. Optemos por estilos de vida bajos en carbono.
- Juventud: Los jóvenes están demostrando un poderoso liderazgo moral en la lucha climática, confrontando a los tomadores de decisiones con la realidad de la crisis que heredarán. Su activismo ha sido clave para activar la conversación pública y presionar por políticas climáticas ambiciosas que protejan su futuro.
- Finanzas: Instituciones financieras e inversionistas tienen un rol crucial en redireccionar flujos de capital hacia actividades bajas en carbono y hacer que los contaminadores paguen por su impacto climático. Deben dejar de financiar combustibles fósiles y apoyar la transición energética.
- Medios y academia: Los medios de comunicación deben informar de manera responsable sobre la crisis climática y exponer las actividades que la aceleran. El mundo académico debe seguir generando investigación crucial para entender la crisis e idear soluciones, además de formar las próximas generaciones de líderes climáticos.
- Sociedad civil: ONG y movimientos ciudadanos son claves para educar sobre la crisis climática, proponer soluciones basadas en ciencia y derechos humanos, y exigir mayor ambición y acciones contundentes de los políticos y empresas. Su labor de watchdog es indispensable para lograr la transformación requerida.
Salvando el futuro: unidos podemos hacerlo:
La magnitud de la amenaza climática puede inducir al derrotismo, pero no podemos darnos ese lujo. Esta es la lucha definitoria de nuestro tiempo, y fracasar no es una opción. La humanidad tiene la capacidad científica, tecnológica y financiera para realizar la transición hacia una civilización neutra en carbono y resiliente al clima.
Pero el cambio debe darse ahora. Debemos actuar esta década con la convicción de que estamos defendiendo el futuro de la humanidad en el planeta. Con voluntad política, acciones decisivas y solidaridad podremos evitar la catástrofe y construir un mundo más habitable y justo para todos. El destino está en nuestras manos.
Conclusión:
El Día Internacional contra el Cambio Climático nos invita a mirar cara a cara la mayor crisis existencial que ha enfrentado nuestra civilización. Los impactos que ya sufrimos por el aumento de apenas 1°C en la temperatura global nos muestran que estamos jugando con fuego. Millones de vidas y la viabilidad de sociedades enteras están en riesgo si no actuamos ya para detener el calentamiento.
No obstante, también hay motivos para la esperanza. Contamos con las herramientas tecnológicas y económicas para realizar la transición hacia un modelo sostenible y justo, en armonía con los límites del planeta. Lo que falta es voluntad política y un sentido de urgencia. Por ello, este día debe ser una llamada de atención para que todos los sectores de la sociedad asuman su responsabilidad y contribuyan a la acción climática a la altura del desafío al que nos enfrentamos. Juntos podemos salvaguardar un futuro para la humanidad. Pero el tiempo se acaba. Ha llegado la hora de actuar.
Referencias bibliográficas:
- Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Calentamiento global de 1,5 oC. Informe especial, 2018.
- Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Emisiones Gap Report 2021. Nairobi, 2021.
- Agencia Internacional de Energía (IEA). Global Energy Review 2021. París, 2021.
- Instituto de los Recursos Mundiales. Estado de los glaciares a nivel mundial: hallazgos de la Iniciativa de Glaciares del WRI. 2021.
- Global Carbon Project. Suplemento del presupuesto de carbono de 2021. 14 de diciembre 2021.
- Naciones Unidas. The Heat is On. Informe sobre el Día Internacional contra el Cambio Climático, 2021.
- Bloomberg New Energy Finance (BNEF). Energy Transition Investment Trends] Informe 2022.